Con la llegada de la temporada hotelera, los establecimientos que cuenten con piscinas deben cerciorarse de que sus instalaciones cumplen las máximas exigencias en cuanto a seguridad. La existencia de socorristas certificados no solo es uno de los requerimientos que marcan muchas de las normativas actuales, sino que además es una medida obligatoria para prevenir accidentes con el fin de ofrecer un entorno seguro a los huéspedes y a sus familias.
Seguridad y preparación del personal
Un hotel con piscina asume la responsabilidad de custodia de sus visitantes. La presencia de socorristas certificados puede suponer una reducción de los riesgos y garantizar una intervención rápida y eficaz en una emergencia.
Estos profesionales capacitados previenen incidentes, aplican primeros auxilios y llevan a cabo prácticas de maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP). Más allá de la vigilancia estricta, cumplen además la función de educar a sus huéspedes en el uso adecuado de la piscina así como en el cumplimiento de normas simples de seguridad. De esta manera, ayudan a prevenir situaciones de peligro y mejoran la experiencia del establecimiento.
Cumplimiento normativo y calidad del servicio
La normativa en materia de seguridad acuática varía según la ubicación, pero suele establecer requisitos específicos sobre la contratación de socorristas, la dotación de equipos de emergencia y la aplicación de protocolos de actuación. Para cumplir con estas exigencias, los hoteles deben asegurarse de que su personal cuenta con certificaciones actualizadas y con la formación necesaria para responder ante cualquier eventualidad.
Realizar inspecciones periódicas y llevar a cabo simulacros de emergencia refuerza la preparación del equipo y garantiza que las instalaciones operen bajo los parámetros exigidos por la ley. Un enfoque proactivo en la seguridad no solo evita sanciones, sino que demuestra un compromiso con el bienestar de los huéspedes.
