Los padres con hijos adolescentes saben que en esas edades los cambios de humor y los comportamientos erráticos y rebeldes son muy frecuentes. En muchas ocasiones esto es algo pasajero y que únicamente se debe al proceso de maduración personal que están atravesando. En cambio, hay veces en las que la presión social, el sentimiento de incomprensión o los problemas de adaptación al entorno pueden derivar en conductas peligrosas que afectarán a su futuro.

La presión social y las malas compañías pueden llevar al menor a faltar al colegio, a obtener malas calificaciones o, más grave aún, a cometer actos vandálicos o incluso a consumir alcohol o drogas. Estas situaciones, si no son atendidas a tiempo por los padres, pueden derivar en consecuencias muy perjudiciales en la vida adulta del joven. El problema es que, ante estos comportamientos, la comunicación de los padres con el menor no es suficiente para descubrir qué está sucediendo.
La solución, ante cualquier sospecha de que algo está ocurriendo, es recurrir a Detectives Cabanach. Un investigador privado será el encargado de descubrir qué hace el niño fuera del hogar y recopilar pruebas para que los padres puedan enfrentarse a él y mostrarle las evidencias.
Como padres, se puede pensar que contratar a un detective es una forma de invadir la intimidad de nuestros hijos. Seguramente este será el principal reproche del menor cuando vea las pruebas proporcionadas por el detective, pero debemos anteponer la seguridad y el futuro de nuestros hijos a estos recelos. Es una decisión tomada por el bien del menor, ya que es necesario conocer cuál es la realidad para poder tomar las medidas oportunas.
















